¿Habría diagnosticado erróneamente el verdadero amor como
un simple caso de amistad?
¿Por qué había alquilado el apartamento que
estaba encima de su casa a otro doctor? Jill Beck, madre soltera, conocía muy
bien a dichos profesionales, sobre todo a los que eran tan guapos como Adam
Stone. Por eso, ella no iba a involucrarse con aquel médico de familia.
Adam pensaba que Jill era una casera muy
atractiva, pero sabía que mantener un romance con ella no le ayudaría a ganarse
el respeto de los vecinos de la ciudad. Aunque podían ser amigos… sin ningún
romanticismo de por medio.