¡Mi querida niña! Nunca podría enamorarme por carta. Aunque no me cabe duda
de que eres una célebre rompecorazones, sin mencionar una princesa disfrazada,
y si estuviera más cerca estaría en grave peligro. Desde la seguridad de la
distancia de otro continente, admitiré que albergo un modesto deseo de ver la
perla en la que te has convertido, conocer incluso el color de tu cabello y tus
ojos, pero es simple curiosidad, te lo aseguro.
Sus cartas siempre comenzaban por
“mi querida niña”. Durante siete años, la inocente correspondencia entre Follie
Hamilton y el primo de su
marido en la India, el teniente Robert Camboume, se ha trasformado en una secreta pasión y Folie se lo
imagina como un heroíco soldado. Pero ahora, tras la muerte de su marido,
Robert ha regresado a Londres y Folie se encuentra cara a cara con un hombre al
borde de la locura...
Que la
atemoriza y fascina con una intensidad difícil de controlar.