El granjero Cord Rawlings estaba acostumbrado
a encontrar cosas raras en sus campos, pero esta era la primera vez que se
encontraba con una mujer vestida de novia que padecía amnesia. Aquella mujer,
que creía llamarse Abby, se quedó a vivir en su casa, con sus hijos. No sabía
nada de niños, de granjas, de cocinar y ni siquiera sabía hacer la limpieza,
pero ¡cómo besaba! Aquello sí que no se le había olvidado.
Cord temía que Abby se fuera en cuanto
recuperara la memoria, a menos de que pudiera convencer a «su novia» de que su
sitio estaba allí, con él y su familia. Y, por lo tanto, se puso manos a la
obra.