Keira estaba encantada de la vida.
Había conseguido una entrevista de trabajo con David Clarkson, un multimillonario que buscaba asistenta. En la entrevista se quedó impresionada por la personalidad del tipo, pero cuando le dio un azote en el trasero diciendo que se mudara, empezó a pensar que aquello era lo más excitante que le había sucedido en la vida y no pensaba dejarlo pasar.
