La misión de Shayla Morrison
era llevar al travieso Nicky a su tío, pero al ver al atractivo Turner MacLeod,
Shayla decidió quedarse unos días. Después de todo, ¿qué sabía un vaquero duro
y fuerte de niños pequeños? Pero, ¿sabría una mujer sensata como Shayla
convivir con aquel misterioso hombre?
Shayla debería haberse
vuelto a casa. Pero el sonido de la risa infantil y el brillo en los ojos del
vaquero le hicieron abandonarse al romanticismo, y soñar con que quizá pudiera
convertir a aquel solterón empedernido en su marido.