Briar Thompsonlo tenía todo. La
ropa adecuada, los amigos correctos, el auto adecuado. Ser popular era lo único
que importaba. Sus padres eran ricos y tratados como la realeza en toda la
comunidad. Ella pensaba que su último año de secundaria iba perfectamente,
hasta la noche en que en una fiesta uno de sus llamados “amigos” añadió algo en
su bebida.
Esa fue la noche que conoció a
Chase McCree.
Chase quería volver a Montana. Al
rancho y a la salvaje gama de azul del cielo que se fue para siempre. Él no quería
tener nada que ver con autos llamativos o mimados niños ricos. Sin embargo, se
encontró a si mismo con la cabeza, sobre sus botas, de la peculiar porrista que
le dio la espalda a su estatus social. Ella le ofreció su amistad cuando nadie
más lo haría.
Rechazada y herida por las
personas que alguna vez fueron sus amigos, Briar huye con Chase al rancho de su
familia en Montana. Allí descubre otro mundo, y una parte de ella misma que
nunca conoció.