
Sara despertó en el hospital sintiéndose una extraña incluso consigo misma. Un accidente había borrado toda traza de su pasado. Pronto saldría del hospital hacia un hogar que no conocía y del brazo de Roarke Alexander, para ella un extraño. Sin embargo, era su marido.
Ciertas sombras de memoria, advertían a la joven que su marido ocultaba una dolorosa verdad. Sus besos la hacían temblar. Sus caricias despertaban conocidas y profundas pasiones.
Sin embargo, ¡con qué rapidez perdía Roarke la paciencia! ¿Qué había pasado entre ellos? ¿Acaso algo que él temía ella recordara alguna vez?