Solo un asunto urgente de la familia Bravo podría hacer que el príncipe
Rule fuera a Estados Unidos. Y no pensaba marcharse hasta que conociera a
Sydney O’Shea…
…, que resultó ser la madre del bebé de Rule. Este no esperaba sentir el
intenso deseo que la abogada tejana despertaba en él. Con la ley Montedori, que
decretaba que debía casarse o perderlo todo, el cautivado príncipe da con la
solución perfecta: proponerle matrimonio de inmediato. Ya tendrá tiempo más
tarde de contárselo a todo… ¿o no?
El Principe es mío!